Este sábado el Estadio Vicente Calderón albergará dos encuentros correspondientes al inicio de dos temporadas distintas.
El otro partido, el de la afición atlética contra la gestión del Club, habrá comenzado una hora antes, a las siempre taurinas cinco de la tarde, y subirá el telón de un escenario incierto. Tan incierto que no es todavía seguro que lo llegue a subir. De la respuesta de la masa social atlética, dependerá que se inicie la temporada de la reconducción, de la regeneración, de la revolución, o bien simplemente la del continuismo. Pase lo que pase, en este segundo encuentro habrán ganado todos.
La afición, porque allí estará y lo de menos será cuántos fueron (como el día de la gélida noche del partido a puerta cerrada contra el PSV, daba igual si eran 500 ó 1.000 ó 2.000). Lo verdaderamente importante es que estarán y proclamarán sus críticas hacia la gestión del Club sin que haya un solo incidente.
Los gestores, porque dirán que los que fueron (sean 100, 1.000 ó 10.000) eran una minoría de los 50.000 abonados y, además, dentro del Estadio no escucharon otra cosa que no fuera animar al equipo. Es más que probable que inunden el estadio con pancartas institucionales de ánimo y de apoyo.
La verdad la sabremos nosotros que estuvimos y ellos que también. La prensa maniobrará en función de sus intereses y lo único que nos quedará será esperar las consecuencias.
A corto plazo, no será posible ver ningún cambio o variación, a menos que la protesta sea tan multitudinaria y ensordecedora que obligue directamente a la destitución de Pitarch e incluso a la propia dimisión de Cerezo. Esto último debería ser irrevocable, puesto que para Miguel Ángel Gil sería difícil encontrar a alguien dispuesto a ser la cara pública y visible de su infame gestión.
En cualquier caso, no preveo que esto pueda ser el inicio ni de una revolución, ni de una regeneración; pero tampoco habrá continuismo. La reconducción de la gestión del Club será el escenario más plausible y seguramente el suficiente para devolver al aficionado atlético a su estado natural de despreocupación por lo que acontece en los despachos y centrarlo única y exclusivamente en el césped.
Veremos.
El otro partido, el de la afición atlética contra la gestión del Club, habrá comenzado una hora antes, a las siempre taurinas cinco de la tarde, y subirá el telón de un escenario incierto. Tan incierto que no es todavía seguro que lo llegue a subir. De la respuesta de la masa social atlética, dependerá que se inicie la temporada de la reconducción, de la regeneración, de la revolución, o bien simplemente la del continuismo. Pase lo que pase, en este segundo encuentro habrán ganado todos.
La afición, porque allí estará y lo de menos será cuántos fueron (como el día de la gélida noche del partido a puerta cerrada contra el PSV, daba igual si eran 500 ó 1.000 ó 2.000). Lo verdaderamente importante es que estarán y proclamarán sus críticas hacia la gestión del Club sin que haya un solo incidente.
Los gestores, porque dirán que los que fueron (sean 100, 1.000 ó 10.000) eran una minoría de los 50.000 abonados y, además, dentro del Estadio no escucharon otra cosa que no fuera animar al equipo. Es más que probable que inunden el estadio con pancartas institucionales de ánimo y de apoyo.
La verdad la sabremos nosotros que estuvimos y ellos que también. La prensa maniobrará en función de sus intereses y lo único que nos quedará será esperar las consecuencias.
A corto plazo, no será posible ver ningún cambio o variación, a menos que la protesta sea tan multitudinaria y ensordecedora que obligue directamente a la destitución de Pitarch e incluso a la propia dimisión de Cerezo. Esto último debería ser irrevocable, puesto que para Miguel Ángel Gil sería difícil encontrar a alguien dispuesto a ser la cara pública y visible de su infame gestión.
En cualquier caso, no preveo que esto pueda ser el inicio ni de una revolución, ni de una regeneración; pero tampoco habrá continuismo. La reconducción de la gestión del Club será el escenario más plausible y seguramente el suficiente para devolver al aficionado atlético a su estado natural de despreocupación por lo que acontece en los despachos y centrarlo única y exclusivamente en el césped.
Veremos.
3 comentarios:
Hola Miguel!
A ver que ocurre. Los problemas extradeportivos terminan afectando al equipo, así que mejor solucionarlos rápido (si es que se puede).
saludos
sílvia
La única solución es la marcha de los Giles y los Cerezos. El sábado se dará un gran paso, pero todavía queda mucho camino por recorrer.
Allí, nos vemos, Miguel. Hasta mañana y un abrazo
Esta semana ha sido la primera vez que ciertos medios le han dado pábulo a la manifestación (Marca sobre todo).
Si mañana son 200 los que se manifiestan habrá perdido fuerza.
Tienen que ser más.
Yo me pasaré por allí.
Publicar un comentario