Alma Colchonera

“al rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma, y el alma solo es de Dios”.
D. Pedro Crespo, el Alcalde de Zalamea.

Que el fútbol profesional existe por y para el aficionado sería una perogrullada si no fuera porque a más de uno se le olvida. El aficionado atlético ha visto como su Atleti ha evolucionado hacia algo que nada tiene que ver con aquello de lo que un día quedó prendado.

Hartos de tener que presenciar ese algo que nada tenía que ver ni con el fútbol, ni con su Atleti, el domingo la mitad de los abonados decidieron quedarse en casa y la otra mitad optaron por acudir al campo a decirle a los jugadores primero y a los gestores después que este no es su Atleti.

Algunos de los gritos y cánticos sorprendieron por despiadados; sin embargo, era la única forma que el aficionado encontraba para decir lo que pensaba. Al “campeones, campeones, oe, oe, oe”, o “que salgan las chicas”, al anunciarse en el video marcador que el Atlético Féminas habían quedado campeonas de su grupo, se unieron los crueles “bota de oro, Mariano, bota de oro” y “del Bosque c…, Pernía selección”.

Aquello de lo que un día nos enamoramos tenía un alma enorme, generosa y apasionada, y nadie tenía el derecho a arrebatárnoslo, ni siquiera aquellos que visten nuestra camiseta con nuestro escudo o aquellos que muestran título de propiedad. El alma colchonera no se guarda en una caja fuerte, ni se expone en una vitrina, sino que su custodia y exhibición corresponde al aficionado atlético. La afición ha hablado y ahora corresponde a los jugadores devolvernos lo que es nuestro.